sábado, 26 de mayo de 2018

La necesidad de un espíritu emprendedor

Esta entrada la voy a dedicar a dar mi visión acerca de los maestros que he tenido a lo largo de mi etapa escolar. Para ello voy a comenzar exponiendo los puntos negativos, que como futura docente que soy, intentaré y conseguiré evitar.
Muchos de los maestros resumen sus clases en una explicación y una serie de fichas, que son todavía más aburridas. Así, se convierte en una monotonía que impide aprender con gusto y alegría. Cuando yo era pequeña, casi todos los profesores que recuerdo utilizaban esa táctica. Y claro, así, el trabajo es mucho más fácil.
Yo opino que nosotros, los universitarios que estudiamos esta carrera, somos los que tenemos la oportunidad de cambiarlo.Y debemos hacerlo. Debemos fomentar nuestra creatividad, y a la vez la de los niños. Debemos invertir nuestro tiempo en proponer actividades novedosas, divertidas. Debemos intentar hacer que los niños aprendan, pero que aprendan de verdad. Porque... ¿no estáis de acuerdo en que la mayoría de las veces estudiábamos para el examen, luego se nos olvidaba todo? 
Esto es un problema. Y con este texto, quiero hacer recapacitar a mis lectores, especialmente si se dedican o si se dedicarán a la docencia. Debemos formar estudiantes con la iniciativa de emprender para la vida, y poder desarrollar al máximo su espíritu emprendedor en las aulas. 
Para que se fomente de verdad el espíritu emprendedor del maestro, son fundamentales los siguientes puntos:
  • Debe aprender a conocer.
  • Debe aprender a hacer.
  • Debe aprender a ser.
  • Y por supuesto, debe aprender a cambiar.
Quiero centrarme en este último punto. El cambio es la única realidad que no cambia en el mundo actual, por lo que el buen maestro ha de manejar la incertidumbre que estos cambios pueden ocasionarnos y a romper los paradigmas que nos incapacitan e impiden cambiar, pensar de una nueva forma. Esto hace tengamos una actitud flexible y abierta ante los posibles errores y la ilusión presente en el mundo del conocimiento.
Hay que aprender a ser autónomo, y a desarrollar una personalidad flexible que nos permita  aprender a lo largo de nuestra vida. Porque en esta profesión que se dedica a enseñar, los primeros que aprendemos somos nosotros.  

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